jueves, 19 de mayo de 2011

CABEZÓN DE LA SAL



























Cabezón de la Sal es un municipio español, villa de la comunidad autónoma de Cantabria. Cabezón de la Sal está situado en la hoz de Santa Lucía, horadada por el río Saja paralelamente a la Sierra del Escudo de Cabuérniga.
Cabezón de la Sal limita con los siguientes municipios: al norte con Udías y Alfoz de Lloredo, al sur con Ruente y Mazcuerras, al este con Reocín y al oeste con Valdáliga.
La denominación de Cabezón de la Sal proviene de la época romana, ya que "cabezón" era una medida utilizada para el comercio de sal, fuente de riqueza del lugar con importantes minas de este producto, lo cual a su vez supuso la denominación "de la Sal" a esta población. Otro posible motivo para esta denominación es la antigua torre medieval que existía donde actualmente se encuentra el Picu de la Torre, estas torres de vigilancia eran frecuentemente denominadas cabezos, por lo que sería el Cabezo del Valle de la Sal, dando lugar a Cabezón de la Sal.
Su capital se encuentra asentado sobre un diapiro salino antaño explotado mediante la inyección en él de grandes cantidades de agua que extraían el mineral del subsuelo y que posteriormente se recogía calentándose al fuego para su evaporación y decantación de la sal. La presencia y explotación de este yacimiento evaporítico, uno de los más importantes de España, ha hecho que haya áreas del municipio con peligro de subsidencia.
Cabezón de la Sal al estar situado en el cruce de caminos hacia Asturias de Oviedo y la Ruta de los Foramontanos (hacia Campoo y Castilla) ha tenido históricamente una situación estratégica que le ha reportado ganancias económicas. Por otra parte, dicha ruta de los foramontanos fue una de las vías de repoblación durante la Reconquista.
El periodista de Cantabria Víctor de la Serna que vivió su infancia en esta localidad y estudioso del tema publicó en 1956 su libro La Ruta de los Foramontanos recibiendo el Premio Nacional de Literatura.
En 1544, el Valle de Cabezón además de otros valles de Asturias de Santillana emprendieron el Pleito de los Nueve Valles, que resolvió que el Rey tendría dominio sobre estos valles frente al abolido dominio señorial. Posteriormente, en 1630 se constituyó la Provincia de los Nueve Valles, antecedente de lo que sería la provincia de Santander en el siglo XVIII.
Más recientemente, en 1979, la villa cabezonense volvió a la actividad reivindicativa, está vez para reclamar la autonomía de Cantabria, siendo el primer ayuntamiento de la entonces provincia de Santander que lo pidiera y al que más tarde se le unieron la inmensa mayoría de consistorios cántabros.
Uno es el bien de interés cultural de este municipio, con categoría de monumento:
• La Casona (actualmente el Museo de la Naturaleza), en Carrejo, con categoría de monumento catalogado.
Además, la Casa de Jesús de Monasterio, en Casar de Periedo, es un Bien de interés local, mientras que el Molino de La Cabroja es un Bien inventariado.
Otros elementos del patrimonio arquitectónico son:
• Iglesia parroquial de Santa Eulalia en Bustablado.
• La ermita de la Barca.

CABEZÓN DE LA SAL













CABEZÓN DE LA SAL





















CABEZÓN DE LA SAL





















CABEZÓN DE LA SAL





















CABEZÓN DE LA SAL





















SANTANDER





























Santander es un ciudad autónoma española y una ciudad portuaria, capital de dicho municipio, de la actual autonomía y comunidad histórica3 de Cantabria, situados en la costa norte de la Península Ibérica. El municipio de Santander limita con los de Santa Cruz de Bezana y Camargo además de cerrar por el sur la bahía homónima y con el Mar Cantábrico por el norte.

Orígenes y Edad Media

Cabe la posibilidad de que Santander fuese la antigua Portus Victoriae Iuliobrigensium, de la que hablan las fuentes romanas, si bien la cuestión no es del todo clara, pues según diversos historiadores, dicha ciudad correspondería con la actual Santoña. Se han hallado restos arqueológicos en la península de la Magdalena (restos de una edificación con suelos de mosaico, un Hermes de bronce y diverso material monetario y cerámico); en el promontorio de San Martín (una villa del s.I d. C. con restos de un hypocaustum de unas termas y diversas monedas de plata así como un ánfora del siglo I d.C.; y sobre todo en la zona del Cerro de Somorrostro (en latín: summum rostrum, 'promontorio mayor') donde se realizaron excavaciones sistemáticas y aparecieron bajo la actual catedral restos de iglesias de época altomedieval y estructuras de época romana —hypocaustum perteneciente a unas estancias de finalidad termal, muros de contención y otros edificios, todo ello acompañado de importante material monetario, un sestercio de la época del emperador Trajano, otras monedas de Constantino I, etc.— que indican que los romanos llevaban a cabo actividades mineras y comerciales con el puerto como base. También se sabe que eran frecuentes las incursiones de los navegantes nórdicos y, según el historiador Hidacio (siglo V), la población sufrió el saqueo de los Hérulos.
En el siglo VIII Alfonso II, el Casto, funda la Abadía de los Cuerpos Santos en el monasterio preexistente en el cerro de Somorrostro, aunque aparece citada por primera vez en 1068 en un documento hecho redactar por el rey Sancho II. Según la leyenda, las cabezas de San Emeterio y San Celedonio, mártires decapitados en Calahorra por no abjurar de su fe católica en el siglo III, fueron transportadas en una barca de piedra para proteger ambas reliquias del avance musulmán. Llegaron a Santander, después de dar la vuelta a la Península, chocaron y atravesaron una roca en la entrada de la bahía (actual Isla de la Horadada) y se instalaron en la cueva bajo la primitiva iglesia del Cerro de San Pedro (Somorrostro). El monasterio existente en dicho lugar los tomó como patronos, colocando sus efigies en el escudo de la iglesia.
Los filólogos consideran que el nombre actual de Santander proviene del nombre de San Emeterio (Sancti Emetherii > Sancti Emderii > Sanct Endere > San Andero > Santendere > Santanderio > Santander es una secuencia generalmente aceptada, aunque los saltos fonéticos propuestos no estén muy claros). Parece más razonable pensar que venga sencillamente de "Sanct Ander": San Andrés.
El 11 de julio de 1187 el rey Alfonso VIII de Castilla nombró al abad de San Emeterio señor del pueblo y dotó a la villa de fuero (similar al de Sahagún) que tendía a facilitar el tráfico marítimo, la pesca y el comercio, actividades de las que la Abadía recibía sus tributos, así como de la elaboración de escabeches y las explotaciones vinícolas.
Durante los siglos XII y XIII la población fue delimitando su estructura dentro del recinto amurallado que toda villa convenía, con dos pueblas diferenciadas. La Puebla Vieja, más antigua, sobre el cerro de Somorrostro que dominaba la ciudad de cara a la bahía, incluía el castillo, la Abadía de los Cuerpos Santos y los locales dedicados a la artesanía y al comercio, establecidos en dos calles principales, la Rúa Mayor y la Rúa Menor o Carnicerías viejas. La Puebla Nueva, situada en un plano más bajo, contenía el convento de Santa Clara y el de San Francisco, este ya fuera de la puerta que daba nombre a una de las calles principales; otras calles de importancia eran la Rúa de la Sal, La rúa del Palacio, puerta de la Sierra, Cadalso y Rúa del Arcillero. Ambas pueblas estaban unidas por un puente sobre la Ría de Becedo que las dividía y llegaba hasta las Atarazanas, los astilleros mandados construir por el rey para aprovechar las maderas de los bosques cantábricos en la construcción de naves. La villa estaba obligada a proporcionar a la monarquía una nao al año.
En 1217 se inician las obras de construcción de la iglesia principal de la villa en el mismo lugar que las anteriores, donde tras multitud de reformas continuará hasta nuestros días. En 1318 comenzarían las del claustro.
En 1248, Santander participó, junto a otras villas del cantábrico, en la batalla por la conquista de Sevilla, recibiendo como recompensa un escudo de armas que contiene las imágenes de la Torre del Oro y el río Guadalquivir.
El 4 de mayo de 1296, las villas costeras cantábricas formaron la Hermandad de las villas de la marina de Castilla con Vitoria o Hermandad de las marismas, que agrupaba a Santander, Castro Urdiales, Laredo, Vitoria, Guetaria, San Sebastián, Bermeo y Fuenterrabía. Su objetivo era fortalecer su posición comercial con respecto a la competencia del otro lado del Golfo de Vizcaya, sobre todo en el comercio de lanas y harinas con las villas de Flandes e Inglaterra.
En el siglo XIV, el Libro de las Merindades de Castilla (conocido como Becerro de las Behetrías) confirma esta condición, la de behetría, para la ciudad, es decir, la define como sólo dependiente de la monarquía, sin deberse a ningún otro señor feudal, exceptuando las prerrogativas del abadengo. Sin embargo, un siglo después, el 25 de enero de 1466, el rey Enrique IV cedió la ciudad el Marqués de Santillana, lo cual provocó la sublevación de los habitantes, que consiguieron la revocación de la orden real el 8 de mayo de 1467.
La tensión entre los pueblanos nuevos y viejos, encabezados por los clanes de los Giles y Negretes, obligó a la monarquía en el siglo XV a llevar a cabo una reglamentación del gobierno municipal, que puso en manos de dos alcaldes (uno por puebla) y varios regidores.
En 1497 hizo escala en la villa la Armada de Flandes para desembarcar a Margarita de Austria, que venía a casarse en Reinosa con el príncipe don Juan, heredero de los Reyes Católicos. La flota trajo también la peste y fallecieron unas 6000 personas, de una población de 8000. La ruina y el despoblamiento no empezarían a aliviarse hasta tres siglos después.

Desarrollo comercial y urbano: SIGLOS XVIII Y XIX
La formación de la burguesía


Inaugurado en 1904, el Mercado de La Esperanza es una muestra de arquitectura modernista de los arquitectos Eduardo Reynals y Juan Moya.
La presencia de la estatua ecuestre del general Franco en la Plaza del Ayuntamiento fue causa de diversas controversias. El 18 de diciembre de 2008 con motivo de la reforma de la plaza y del aparcamiento subterráneo, se retiró la estatua ecuestre tras 44 años de permanencia.4
Al comenzar el siglo XVIII, la villa de Santander comienza a recuperase de las crisis anteriores, que la habían dejado escasa de población, infraestructuras y lazos comerciales.
En el aspecto administrativo, ya en 1653 había conseguido, junto a las otra villas, que se retirase a Laredo la condición exclusiva de cabeza de partido. En 1748, la posición preeminente se consolida con la orden real de construir el llamado camino de las lanas, que uniría Burgos y Santander, lo que convertiría el puerto en centro del comercio del norte.
En 1754 el apoyo vino de la Iglesia Católica, que la estableció como capital de diócesis y concedió al abad la categoría de obispo, con lo cual la Iglesia Colegiata pasó a ser catedral. Además, facilitaba el posterior ascenso a la categoría de ciudad de la villa.
En 1755, Fernando VI otorga a la villa de Santander el título de Ciudad, y en 1783 se crea el llamado Consulado de Mar y Tierra de la muy noble y muy leal ciudad de Santander, entidad encargada de regular el tráfico marítimo con otras ciudades según un modelo liberalizado de comercio. A principios del siglo XIX, Santander encabeza los intercambios del norte de la península con los principales puertos americanos.
Este desarrollo económico trajo consigo la formación de una clase burguesa comerciante que iría consiguiendo sucesivamente la regulación administrativa del territorio, primero como Provincia Marítima (1816), y después como provincia de Santander, en (1833). La evolución continuó durante todo el siglo. Se crearon industrias auxiliares de la navegación (jarcias), de harinas, azúcar, cerveza, etc. También se crearon los astilleros de San Martín y la ciudad se fue estructurando según un modelo racional con la ampliación de los terrenos ganados al mar. El complemento de toda esta actividad fue la inauguración en 1851 del ferrocarril de Alar, que amplió aún más el tráfico con Castilla.
Hasta 1900 el desarrollo de Santander irá unido al comercio creciente con las colonias españolas, siendo el puerto salida de gran parte de los productos de Castilla. Este auge económico hizo florecer una burguesía mercantil que, desde mediados del siglo XVIII a finales del XIX, impulsa el desarrollo urbano de la ciudad con el ensanche de Santander (que amplía la ciudad hacia el este).

El turismo

Durante la segunda mitad del siglo XIX, aprovechando el auge de las estaciones balnearias entre las clases acomodadas europeas, que introducían un nuevo concepto de ocio asociado a la salud, una serie de iniciativas hosteleras promocionaron Santander en la Corte por sus playas propicias para los baños de ola (la primera temporada se anunció en la prensa en 1856) e impulsaron la creación de la ciudad-balneario de El Sardinero, que se consolidó como destino estival de la alta sociedad española a principios del siglo XX.
Durante el reinado de Alfonso XIII Santander se convirtió en el lugar de veraneo favorito de la corte. En 1908 la ciudad construyó y regaló al rey el Palacio de la Magdalena. Actualmente continúa siendo un enclave turístico importante del norte de España, sobre todo para castellanoloneses en especial los burgaleses y los vallisoletanos y con playas como la de El Sardinero (2 km de longitud) o la de la Península de la Magdalena, que atraen a un buen número de visitantes, procedentes, en su mayoría, de otras comunidades españolas.

Explosión del Cabo Machichaco

El día 3 de noviembre de 1893, el buque vizcaíno Cabo Machichaco atracó en el muelle de Santander cargado con 51 toneladas de dinamita en la bodega y depósitos de ácido sulfúrico en cubierta. La normativa sobre mercancías peligrosas venía siendo incumplida sistemáticamente por autoridades y fletadores. A mediodía, se declaró un incendio en el barco que atrajo a las tripulaciones de otros barcos (como el vapor Alfonso XII construido en 1889), equipos de extinción, autoridades (incluido el gobernador civil) y curiosos. Poco después se produjo la explosión de la carga. El balance fue de 590 muertos y 525 heridos, cabe destacar que en aquel momento había 50.000 censados en la ciudad.

El incendio de 1941

Posteriormente, en 1941 se produjo un incendio que, iniciado en la madrugada del 15 al 16 de febrero5 en la calle Cádiz, en las proximidades de los muelles, y avivado por un fuerte viento Sur, arrasó durante dos días toda la parte histórica de la ciudad, cuyas calles estrechas y casas de estructuras de madera y fachadas con miradores facilitaban la difusión de las llamas. En esta ocasión hubo una sola víctima, un bombero madrileño, D. Julián Sánchez García en labores de extinción que falleció en el hospital de Valdecilla tras una leve recuperación. Miles de familias perdieron sus hogares y la ciudad quedó sumida en el caos.
El incendio destruyó la mayor parte de la puebla medieval (37 calles que ocupaban 14 hectáreas, en la zona de mayor densidad de población) y su reconstrucción estuvo precedida por un proceso de renovación urbana que cambió parte importante de la configuración de la ciudad. La necesidad de alojar a un importante número de familias que se quedaron sin casa tras el incendio dio lugar a una expansión urbana y a una configuración organicista de Santander. Así, además de varios edificios y ampliaciones de calles, entre 1941 y 1950 se crearon los barrios de Santos Mártires (162 viviendas), José María de Pereda (111), Pedro Velarde (348), el Poblado Canda-Landaburu (200) y el Poblado de Pescadores Sotileza (294).

PATRIMONIO

En este municipio, hay varios bienes de interés cultural:
Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, con categoría de monumento.
Museo Regional de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, monumento, en el que además se encuentran dos Bienes muebles especialmente protegidos, la Pátera de Otañes y el Tesorillo alto medieval de Ambojo de Pedreña.
Museo Municipal de Bellas Artes, monumento.
Torre, murallas y conjunto monumental de la casa noble de los Riva-Herrera, en Pronillo, monumento.
Palacio de la Magdalena y sus jardines, monumento.
Biblioteca y casa-museo de Menéndez Pelayo, monumento.
Convento de las Madres Clarisas de Santa Cruz (Tabacalera), monumento.
Antiguo Hospital de San Rafael (sede de la Asamblea Regional de Cantabria), monumento.
Mercado del Este, monumento.
Iglesia de Santa Lucía, monumento.
Parroquia de la Anunciación (La Compañía), monumento.
El dique de Gamazo, monumento.
Seminario de Monte Corbán, monumento.
Paseo de Pereda, con categoría de conjunto histórico.
• Una zona de “El Sardinero”, conjunto histórico.
Iglesia de San Francisco, patrimonio artístico-religioso de Cantabria.
Cartulario de San Salvador de Oña (Burgos), Bien mueble conservado en el Archivo Histórico Provincial de Santander.
Cartulario del Monasterio de Santa María de Piasca, Bien mueble conservado en la Biblioteca Municipal de Santander.
Además, hay en el municipio varios bienes inventariados:
Iglesia de la Virgen del Faro en Cueto.
Iglesia de Nuestra Señora de la Visitación (Salesas Reales).
Batería de San Pedro del Mar en Monte.
El Cementerio Protestante
Dos de las locomotoras de Vapor ("Udías, María, Revilla, Peñacastillo, Reyerta y Begoña 3") inventariadas, en concreto la locomotora Peñacastillo y la locomotora Revilla, ambas localizadas en el antiguo taller material remolcado RENFE.